¡Nos trasladamos!

Llegó la hora de dar un paso más en mi proyecto.

Cuando empecé, publique mis cursos en una plataforma de formación y empecé este blog.

En el fondo, no sabía dónde me metía. Ya había escrito en blogs pero no sabía nada de ese mundillo. No tenía ni idea de lo que era optimizar una página ni los criterios de usa google para indexar las páginas.

Pero fue un comienzo.

Ahora ya tengo mi propia página web, en un dominio más operativo, donde puedo colgar mis cursos. Escribo allí mis entradas y las optimizo para que lleguen a más personas y ofrezco muchos más servicios.

Dejaré de escribir en esta página, pero me podrán seguir en la nueva:

east-west-academy.com

He habilitado un sistema de socios para aquellos que quieran más que leer mis entradas y además:

  • Acceder a un foro de artes marciales.
  • Poder conseguir mis cursos a un precio asequible.
  • Contenidos en vídeo gratuitos periódicamente actualizados.
  • Un soporte donde me podéis consultar personalmente vuestras inquietudes.
  • Plan de afiliación con un 30% de comisión de por vida (el alumno que llegue a través de vuestro enlace siempre os aportará un 30% de comisión de todo lo que compre).

Para hacerse socio sólo hay que comprar el primer curso (por menos de 10 euros).

Cómo véis no está nada mal.

Aún así os ofrezco una oferta muy especial (que también he ofrecido a mis alumnos de la plataforma TEACHRL).

A través del siguiente enlace os hacéis socios ¡GRATIS!.

Y eso no es todo. Ofrezco mucho más:

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En estos momentos hay más de una hora de contenido gratuito en vídeo, tres cursos de Choy Li Fut (el primero gratuito y los otros a 15 € para los que sigan este enlace), tres de preparación física (a 5 € el primero y 15 € los otros), sobre la «camisa de hierro» y la «palma de hierro» (5 €), qigong para artistas marciales (15 €) o todo junto por 60 € (que lo puedes pagar en dos veces).

Aprovéchalo.

Hazte socio. Si lo prefieres, no hace falta que compres nada. También puedes disfrutar del foro y los contenidos gratuitos (y del blog, aunque para eso no hace falta la membresía).

Es una gran oportunidad. Además no la voy a promocionar demasiado (empezaré una promoción en septiembre con los precios normales).

Este blog no está bien optimizado y no llega a muchas personas. Sólo mis seguidores fieles leerán esta entrada.

Ánimo y nos vemos en mi web.

¿Son las artes marciales un juego?

– «¿En qué se diferencian las artes marciales de los deportes de combate?» (preguntaba un practicante en un foro).

Ante lo que alguien respondió:

«Los deportes de combate son solo un juego, las artes marciales son mucho más seria

Reflexionemos…

¿Qué es un juego?.

¿Son o no son un juego las artes marciales?.

Es difícil definir al juego. Es una actividad compleja, propia de los organismos inteligentes cuya función fundamental es el aprendizaje. A mayor inteligencia del organismo, mayor complejidad de los juegos e incluso su función (los humanos no jugamos sólo para aprender).

Es imprescindible en el desarrollo cognitivo durante la infancia y posiblemente, de gran importancia durante el resto de la vida.

Diversos autores se han aventurado a proponer definiciones y aunque difieren, tienen todas ellas los siguientes puntos en común:

Es una actividad libre.

– Es una actividad creativa, espontánea y original. El resultado del juego fluctúa, pues hay cierta incertidumbre que además es un estímulo motivante más.

Tiene finalidad en si misma… gratuíta, desinteresada e intrascendente.

Es ficticio. Se desarrolla en un mundo aparte.

– Hay un acuerdo social establecido entre los jugadores (reglas).

– Se localiza en una limitaciones espacio temporales (es decir, se realiza en un lugar y dura un tiempo).

El deporte difiere del juego en tres puntos:

Siempre es competitivo (con alguien o uno mismo).

Las reglas son rigurosas (para todos igual y en todo el mundo).

– Está institucionalizado.

Si además es profesional, pierde uno de los puntos importantes de la definición de juego: Su finalidad en si misma. Ahora tiene como objetivo el entretenimiento de los espectadores (un espectáculo más) y supone el «oficio» del deportista.

Los tigres aprenden a pelear jugando. Si aprendieran peleando de verdad no habría tigres.

Era un de las citas favoritas de mi Sifu de Choy Li Fut, y no le faltaba razón.

¿Son las artes marciales un juego o no?.

Vamos a analizar las afirmaciones más extremas que dicen:

«Las artes marciales son para defender tu vida… no un juego».

«Las artes marciales nacieron por y para la guerra»

Aparte de lo discutible de estas afirmaciones (sobre todo la segunda, pero eso es tema de otra entrada), veremos que el concepto juego no es para nada incompatible con ellas.

La situación concreta de «defender tu vida», por supuesto que no es un juego.

Pero esa situación no provocada, que te puede acontecer seas o no artista marcial no te define como tal.

Lo que te define es el entrenamiento técnico, físico, psicológico, estratégico, etc. que realizas para afrontar esa situación.

¿Y cómo se hace esto?.

Tendrás que delimitar y lugar y un tiempo para practicar. Someterte a unas convenciones técnicas (más o menos sometidas a la creatividad dependiendo del estilo), generar un marco ficticio para «acercarte» a la realidad a la que se quiere parecer, respetar unas reglas para protegerte… ¿No es esto un juego?.

¿No es igual que los tigres cuando juegan? ¿o acaso los tigres no aprenden a pelear?.

Además es una actividad libre y lúdica (si no te gusta no lo haces).

Tampoco es un juego la guerra… ¿pero que me dices de su entrenamiento?.

Para algunos no lo será, para aquellos soldados no vocacionales donde entrenar es una «tortura».

El problema es que identificamos al juego con la falta de seriedad, rigor o dureza. Pero es todo lo contrario.

Cuando vemos a un niño jugar, el sabe que juega sin embargo se introduce por completo en ese mundo ficticio y se emociona realmente: Llora, se enfada, se alegra…

Sólo si eres capaz de introducirte en el mundo «ficticio del juego» estás jugando. Y es ahí donde se produce el aprendizaje real.

Mundo ficticio es aquel que no acontece en ese momento, aunque podría acontecer… no necesariamente un mundo irreal.

Cuando un maestro hace una forma, parece fuera del contexto real… ¡está luchando!. Una forma sin «emoción», un entrenamiento sin «corazón» no lleva más que a cansarnos.

Pero además de todo esto, ¿que me dices de las artes marciales clásicas donde se manejan armas antiguas como un sable?.

Puedes argumentar que la habilidad del sable se transfiere al palo pero ¿por qué entonces no aprendes el palo directamente?. ¿No hay también un elemento romántico y lúdico?.

¿Y la ritualización del entrenamiento en todas las artes marciales clásicas?. ¿No tienen cómo función el separarnos más de nuestra cotidianeidad?.

Cuanto más vital es el aprendizaje que necesitemos, más conveniente es la necesidad de jugar para ello. Por algo el juego es el mecanismo natural que la naturaleza nos ha dado como mamíferos superiores.

Y dejo un punto para el final:

El juego tiene finalidad en si mismo.

Realmente pocas actividades de los adultos tienen finalidad en si mismo. Están supeditadas a objetivos. Incluso, paradógicamente, nos inventamos juegos con finalidades (juegos educativos, juegos de entrenamiento físico…) donde la palabra «juego» significa sólo «que parezca divertido«.

Por esto, si damos una finalidad a las artes marciales, como la defensa personal o la «guerra», podrían estar igual en el marco del juego (juegos con una finalidad de aprendizaje).

Sin embargo, cuando las artes marciales se funden con el espíritu Zen (o Chan, o Taoista), son unas de las pocas actividades que cumplen plenamente con esta afirmación.

Podemos decir sin ninguna duda, que las artes marciales, al adquirir su dimensión más espiritual, se ganan plenamente el apelativo de juego.

¿Son diferentes las artes marciales y los deportes de combate?.

Posiblemente si… aunque las diferencias pueden difuminarse más de lo que creemos a simple vista. Pero no es en el carácter de juego donde está la diferencia… a no ser que pienses que las artes marciales, en su última y más elevada acepción, son la representación más plena de lo que representa el juego.

Artes marciales, espiritualidad y risas.

Las artes marciales pueden ser parte del camino espiritual de un individuo.

La disciplina, el entrenamiento, la meditación, en enfrentamiento con nuestros miedos… todo esto puede ser una ayuda en el camino.

Hay otros caminos y otros conceptos que también nos pueden ayudar:

Creencias, normas morales, liberación de esas mismas normas morales, recitaciones, rituales, religiones, dogmas, liberación de todo lo anterior…

Pero muchas veces, me temo que la mayoría, todos estos instrumentos nos vuelven arrogantes. Una ego acrecentado disfrazado de espiritualidad.

Para ello hay un antídoto:

Haz lo que creas que te ayude pero no te lo tomes en serio…

Rie.

Hazlo como si la vida te viniera en ello, esfuérzate… pero sabiendo en tu interior que realmente no tiene importancia real.

Ríete de tu propio camino, de tu esfuerzo y de tí mismo.

Ríete y diviértete.

No dejes que tu camino te vuelva serio y arrogante.

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Mitos del ejercicio físico

Este artículo es una respuesta que escribí para la red social de Quora. Como tuvo muchísima aceptación, la publico ahora en mi blog, aunque algo ampliada.

Trato de algunos mitos sobre el ejercicio físico. Como las artes marciales están ligadas a este mundo, me parece oportuno comentarlos.

Muchos de estos mito creía que estaban ya superados… pero dada la respuesta de Quora, parece ser que no es así.

Sin más dilación, allá voy.

Hay muchos mitos ligados a la actividad física. Cito aquí algunos:

  • Perder grasa localizada mediante el ejercicio. Es uno de los más extendidos. No nos cansamos de responder los profesionales del sector que «no existen ejercicios para perder grasa localizada». Pero se siguen haciendo abdominales para perder barriga.
  • Ejercicios para definir y ejercicios para ganar músculo. Es una división incorrecta. Los ejercicios de fuerza, unos en mayor medida que otros, siempre producen hipertrofia. otros, más de resistencia, apenas inciden en este factor… pero no hay ninguno para definirlos. La definición es consecuencia del porcentaje de grasa y tiene que ver con el balance energético general (lo que comes y lo que gastas).
  • Se gana músculo con facilidad. No es así. Al principio da esa sensación, pero realmente es un proceso lento y costoso.
  • Las mujeres se vuelven masculinas. Otro error. A las mujeres todavía les cuesta más ganar músculo. Por mucho que entrenen, a no ser que tome esteroides, una mujer no adquiere un cuerpo masculino entrenando.
  • Sudando adelgazas. No. El sudor es simplemente la eliminación de líquidos con función termorreguladora. No tiene nada que ver con el metabolismo de la grasa ni aumenta considerablemente el gasto calórico.
  • Necesito suplementarme para entrenar. En absoluto. Si sigues una dieta equilibrada y completa todos los suplementos sobran. Son una carga para tu economía y realmente han demostrado poca eficacia.
  • Hay que comer después de entrenar. Esto es más discutible. Posiblemente sí exista la «ventana metabólica»(*) que hace que después de entrenar se asimilen mejor los nutrientes. Pero es un concepto habitualmente muy exagerado para vender suplementos.
  • Si hago un deporte determinado, mi cuerpo se parecerá a los deportistas de elite de esa especialidad. Tampoco es correcto… los deportistas de elite han pasado por un proceso de selección natural para llegar a ese estatus, donde su genética juega un papel esencial. Además hacen ejercicios complementarios y el uso de esteroides es mucho más común, en todos los deportes, de lo que se cree.
  • No debo beber después de entrenar. Mito incluso peligroso. Sí hay que beber y rehidratarse (¡si se tiene sed!).
  • Si como después de entrenar, esfuerzo perdido. El ejercicio es mucho más que un mero gasto calórico. Nunca es esfuerzo perdido. Además si buscas adelgazar, sus efectos vienen a largo plazo por la aceleración del metabolismo basal al ganar masa muscular más que por el gasto puntual de una sesión de entrenamiento.
  • Hay que sufrir. En absoluto. El ejercicio debe ser continuado en el tiempo y sólo lo haremos un hábito si conserva su aspecto lúdico y de disfrute .
  • No trabaja el cerebro. Todo lo contrario. La actividad física demanda muchísimo la actividad de todo el sistema nervioso (incluido el cerebro). Posiblemente mucho más que las llamadas “actividades intelectuales”.
  • Es para jóvenes. Hay ejercicios para todas las edades y condiciones.

Me dejo muchos. Espero que esta respuesta sea complementada con otras.

Me gustaría complementar esta entrada con un aporte sobre cómo se hacen los estudios científicos en materia de rendimiento deportivo.

Generalmente se emplea un grupo de deportistas a los que se somete a una serie de pruebas de esfuerzo. Un grupo realizará la acción que se pretende investigar (tomar un suplemento, comer después, realizar una determinado protocolo, etc.) y el otro grupo hará algo diferente (considerado placebo). Los resultados de las pruebas nos darán una información a tener en cuenta.

Y digo información a tener en cuenta, porque no podemos denominarla conclusión científica.

Son estudios con demasiados sesgos: La subjetividad de la prueba de esfuerzo y todas las variables psicológicas, la percepción subjetiva del deportista, el contexto de «laboratorio» no habitual, los propios procesos fisiológicos individuales de cada persona, factores de hábitos de vida (nutrición, descanso, entrenamiento, doping…) que pueden alterar los resultados… La forma de minimizar estos sesgos es con una muestra estadística muy grande. Como no se puede hacer una prueba con un millón de deportistas, la información de estas pruebas a pequeña escala se archivan a la espera de que muchos estudios similares ofrezcan información parecida (lo que ya tendría un sesgo menor) o contradictoria.

Pero esto tiene también un reverso: Estas conclusiones precipitadas de estos estudios son aprovechadas por la industria del ejercicio (muchas veces los encargan) para vender sus productos o escribir sus artículos.

Sin con el tiempo y estudios recurrentes se demuestra que se basaban en teorías erróneas o matizables, el hábito en los deportistas (sobre todo los aficionados) ya está muy afianzado.

Algunos de estos conceptos, surgidos de estudios parciales, que han provocado verdaderas «tendencias» y que luego con el tiempo se ha demostrado que no son importantes son:

  • La existencia de la «ventana metabólica»(*): No se ha podido demostrar que haya un momento en los que los nutrientes se asimilen mejor. Sólo se ha puesto en evidencia que cuanto antes comas después del ejercicio antes te recuperarás . Tiene sentido si entrenas dos veces al día (es raro) o estás en competición. Normalmente, se puede discutir si es mejor o peor esta rápida recuperación… Obviamente, las casas de suplementos están detrás de esto.
  • Debes hidratarte constantemente durante la prueba: No hay indicios reales de que ir sobrehidratado mejore el rendimiento. Ni siquiera para la salud (ha habido más casos de hiponatremia, o carencia de sales por sobrehidratación, que de deshidratación). El sentido común, y beber cuando se tenga sed, el lo más seguro. Aquí se observa la «sombra» de las marcas de bebidas isotónicas.
  • No hay evidencias de la mejora del entrenamiento de fuerza o hipertrofia con el consumo de suplementos de proteínas (de ningún tipo) ni de sus aminoácidos aislados. Sólo encontraremos estudios aislados y convenientemente usados por las marcas de suplementos (en cuanto queremos tener información estadística válida, se diluyen).
  • No hay evidencias sobre la importancia del número y distribución de las comidas a lo largo del día.
  • No hay diferencias significativas entre entrenar sin desayunar o después para la pérdida de grasa.

Y así podríamos enumerar una serie largísima que la podríamos titular «los nuevos mitos del ejercicio». Si bien no parecen peligrosos, si encarecen y dificultan algo tan simple como hacer ejercicio.

Las artes marciales en un mundo de prisas (2)

Hoy empezaremos la entrada con un célebre relato Zen. Lo he extraído de la obra «El Zen en las artes marciales» de Joe Hyams.

Un joven atravesó el Japón y arribó a la escuela de un famoso
artista marcial. Cuando llegó al dojo, el sensei le concedió
audiencia.
—¿Qué quieres de mí? —preguntó el maestro.
— Quiero ser alumno tuyo y llegar a ser el mejor karateka de
esta tierra —respondió el joven.— ¿Cuánto tiempo tengo qué
estudiar?
—Diez años por lo menos —dijo el maestro.
—Diez años es un tiempo muy largo —repuso el muchacho.
¿Y qué tal si estudio dos veces más duro que tus demás estudiantes?
— Veinte años —repuso el maestro.
—¡Veinte años.’¿Y qué tal si estudio día y noche, poniendo
todo mi empeño?
— Treinta años —fue la contestación que le dio el maestro.
—¿Cómo es que cada vez que digo que trabajaré más duro,
tú me dices que tardaré más? —interrogó el muchacho.
—La respuesta es clara. Cuando un ojo está fijo en la meta,
sólo queda el otro para encontrar el camino.
ANONIMO

Centrarse en el presente sin ningún tipo de proyección al futuro, es un tema recurrente en el Zen.

Las artes marciales con espíritu Zen, lo han de tener en cuenta.

En el deporte es todo lo contrario: Planificación, plazos, estrategias, objetivos… aunque es cierto, que en mucho casos se aplica esta visión Zen pues paradógicamente suele producir mejores resultados

Veamos primero el lado práctico, desprovisto de filosofía o espiritualidad.

El cuerpo tiene sus propios tiempos. El intentar ajustarlos a unos tiempos concretos para acelerar el proceso sólo interfiere negativamente:

  • Produce ansiedad y prisas.
  • Puede haber frustración si no se cumplen los plazos.
  • Tendemos a sobreentrenar y por tanto, lesionarnos, bien por no respetar los tiempos de recuperación, por imponer cargas en una progresión inadecuada o simplemente por entrenar demasiado.
  • Realizamos un aprendizaje superficial. Cuando esto ocurre en la base, lastramos todo el aprendizaje posterior.
  • Nos saltamos etapas o las recorremos demasiado superficialmente.
  • Sustituímos el aprendizaje real por el paso de las pruebas establecidas para un nivel (todos sabemos que aprender y aprobar exámenes no siempre es equivalente).
  • Nuestra falta real de seguridad, la «compensamos» con títulos y diplomas (cinturones por ejemplo) que en realidad esconden nuestro sentimiento de incompetencia.

El deporte de élite es otro mundo. Sí que en este contexto se emplea, con más o menos éxito, una metodología de objetivos y plazos. Es normal, pues se pretende maximizar el rendimiento. También es cierto que cada vez hay una tendencia mayor a combinar esta metodología de rendimiento con cierto «espíritu Zen».

En algunos contextos y con ciertos matices, el marcarse objetivos y plazos puede ser positivo… es incluso motivador. El problema viene cuando se convierte en una «filosofía de vida».

«Ahora uno se explota a si mismo y cree que está realizándose»

Cita el filósofo surcoreano Byung-Chul Han

Detrás de esta forma de vida, base de nuestros valores occidentales, hay un perverso pensamiento: la insatisfacción o infelicidad que se solucionará en el futuro, cuando consigamos algo.

Cada entrenamiento es una proyección al futuro. Un «no me gusto pero algún día lo haré» . Una huída del presente.

A mayor frustración, a mayor odio de la situación actual, sacamos más fuerza para entrenar. Y entrenar más duro.

El sentido de nuestra vida se convierte en una esperanza, una ilusión en un futuro incierto que nos han prometido que llegará sacrificando el presente. Con esfuerzo y dolor. ¿Realmente llega alguna vez?…

Nos estamos acostumbrando a perseguir sueños, «fantasmas» y dejar pasar la vida.

¿Qué pasaría si fuera el amor (en nuestro caso por las artes marciales) y no el odio, el miedo o la esperanza, el motor de nuestro entrenamiento?.

Creemos que no entrenaríamos, porque nunca hemos pensado desde este prisma.

¿Creéis que por amor y disfrute ya no entrenaríamos?. De ser así, ¿vale la pena ese entrenamiento?.

Dejo abierta la pregunta. que cada cual saque sus conclusiones…

Zen es ante todo «aquí y ahora».

Aunque sea difícil incorporar en nuestra vida de prisas y plazos este concepto, podríamos usar las artes marciales como el lugar del «aquí y ahora». Nuestro momento Zen. No dejemos que las prisas contaminen nuestro camino marcial.

Las artes marciales en un mundo de prisas.

En un mundo de prisas, objetivos a cubrir en un tiempo marcado, rendimiento y «atoexplotación», nuestro entrenamiento en las artes marciales debería ser un oasis. Un lugar, tanto real físico como virtual, donde romper esa tendencia aunque sea durante unos momentos.

Sin embargo, esa mentalidad del estrés, invade hasta esta dimensión que debería ser íntima y personal.

El deporte, en cuanto deja de ser juego, se convierte en una actividad hacia el rendimiento. Y aunque esta visión debería ser propia sólo del deportista profesional, de alguna manera condiciona a todos los deportistas que soñamos con imitarlos.

Las artes marciales, hace tiempo que dejaron de emplearse como tal para la guerra. En occidente sobrevivieron convirtiéndose en deportes y en oriente, dándoles una dimensión espiritual.

La espiritualidad oriental está lejos de esa visión del rendimiento. No significa que no se trabaje, que no haya esfuerzo. Todo lo contrario. Pero es un esfuerzo hacia una meta que no conocemos y con unos fines que no se pueden concretar. Hablamos de espiritualidad, autoconocimiento o más exactamente, de «beber de la fuente original». La práctica marcial es objetivo y fin en si misma, sin meta ni propósito… puro Zen.

En los últimos años, ambas visiones del mundo se han mezclado, aunque en mi opinión, la visión de rendimiento, de lucha por una recompensa, es la dominante.

Y lo es porque es la idea central de nuestra actual civilización.

En las siguientes entradas comentaré tendencias que muestran esa forma de ver la vida. Desde el mero acondicionamiento físico hasta las raíces filosóficas de lo que hacemos.

Que sirva de aperitivo la nueva tendencia de acondicionamiento físico:

Entrenamientos breves e intensos:

¡Ponte en forma con 20 minutos al día!

¿Es esto realmente eficaz?.

Como profesor de educación física y por mi experiencia de muchos años entrenando puedo decir… es una verdad a medias.

Los entrenamientos en circuitos, intérvalos intensos, etc. no son nada nuevo. Son eficaces y personalmente me gustan.

Pero ¿se pueden hacer en veinte minutos?.

Para alcanzar un grado óptimo de intensidad de forma útil y segura, hace falta una buena puesta en acción o calentamiento. Será más largo y riguroso que el que haríamos para un entrenamiento menos intenso y más sostenido. Al terminar, también precisamos de una vuelta a la calma más larga. En resumen, para entrenar 20 minutos intensos necesitaremos disponer de alrededor de una hora.

Como ejemplo, a mi me gusta correr 1 Km. al la máxima intensidad posible. Es poco más de tres minutos. Pero para hacerlo y sentir que es un entrenamiento seguro y eficaz caliento casi 20 minutos (carrera suave, técnica de carrera… ) e invierto unos 10 de carrera suave para volver a la calma. ¡Treinta y cinco minutos para correr a tope alrededor de tres minutos!.

Con esto quiero decir que entrenar corto e intenso puede ser útil… entrenar con prisas definitivamente no.

Trabajo de la flexibilidad en las artes marciales.

En esta ocasión me gustaría dejar de lado la filosofía para centrarme en algo muchos más práctico.

Constantemente leo en foros de artes marciales preguntas acerca del trabajo de la flexibilidad. La pregunta más frecuente es cuánto tiempo se tarda en conseguir hacer el spagat y cómo entrenar para esto.

Mi entrada, obviamente, no está destinada a responder a esta pregunta. Pero, como profesional de la educación física, me siento con cierta responsabilidad, de aclarar conceptos que, aunque creo básicos, aún generan confusión en el ámbito marcial.

Conceptos prácticos, sin entrar en tecnicismos ni en metodologías avanzadas. Sólo una serie de puntos que todos deberíamos tener claros a cerca de esta cualidad y su trabajo.

1. El trabajo de la flexibilidad está sobrevalorado en las artes marciales.

Debemos trabajar la flexibilidad y la elasticidad (conceptos muy ligados) para mejorar nuestra técnica y sobre todo para evitar lesiones. ¡Nada más!. Exceptuando el Taekwondo y el Wushu moderno, no necesitamos grandes rangos de flexibilidad. Definitivamente, hacer el spagat no te hace mejor artista marcial. Estirar sí, porque al evitar lesiones podremos entrenar durante más tiempo. Veo sin embargo fotos y vídeos de artistas marciales con una flexibilidad extrema, digna de otras disciplinas (gimnastas, bailarines) como si supusiera un grado importante a conseguir, lo que confunde a los principiantes. Antes de la «moda Van Dame», no era normal en nuestro círculo exhibirse haciendo el spagat… ni siquiera tenemos fotos de Bruce Lee en esta posición.

Los maestros de Karate de Okinawa, que no solían patear a la cabeza, los estilos sureños de Kung fu, los luchadores de Muay Thay… nunca han mostrado una flexibilidad extrema.

Decir que tener la flexibilidad de un gimnasta es necesario es como afirmar que debemos tener la fuerza de un powerlifter… podría ser útil, pero obviamente, el cuerpo no da para todo y tenemos que entrenar nuestro arte.

2.- Debemos estirar para evitar lesiones, pero tal y como se hace mucha veces, es una fuente misma de lesiones.

Estirar nos puede salvar de muchas lesiones porque cumple las siguientes funciones:

  • Un grado de flexibilidad óptimo nos permite una buena técnica de ejecución, salvaguardando nuestra postura, cadenas biomecánicas eficaces, etc.
  • Evitamos desgarros en movimientos bruscos con cierta demanda de flexibilidad (al patear).
  • Relaja la musculatura muy tensa y compensa desequilibrios musculares debidos al entrenamiento o a nuestra vida cotidiana.

Pero su trabajo no es sencillo y la mayoría de las veces produce otras lesiones o agrava las que ya tenemos:

La flexibilidad mal hecha, bien por una técnica inadecuada (algo muy frecuente), por ejercicios desaconsejados o por aplicar conceptos erróneos (como estirar con dolor) poduce:

  • Debilidad en la estructuras articulares (ligamentos, cápsula articulares) y aumento de su inestabilidad). Son muchos los ejercicios, que a largo plazo lesionaran nuestras articulaciones.
  • Empeora los desequilibrios que arrastramos, dando más movilidad a una articulación ya de por si muy demandada, sin flexibilizar otras. Os voy a poner dos ejemplos de este último punto muy importantes:
    • La parte posterior de las piernas es importante de estirar… si lo hacemos de forma errónea (levantando la pierna sin prestar atención a la posición de la cadera y la espalda), como es una cadena muscular muy fuerte y que tiende a la rigidez, apenas se estira siendo la zona lumbar la que recibe la mayor carga del ejercicio para conseguir la posición. La zona lumbar está habitualmente sobrestirada (pasamos muchas horas sentados) y, también es demandada en movimientos de giros, flexión lateral, para compensar la rigidez dorsal… Como resultado, conseguimos una zona lumbar irritada y posiblemente problemas peores a largo plazo.
    • Para patear necesitamos unos aductores flexibles. Esto hace que constantemente los estiremos. Los abductores en cambio, sólo reciben un estímulo de fuerza al patear o al mantener las posiciones tradicionales… se traduce en problemas de falsa ciática, inestabilidad en las rodillas, etc.

3.- Trabajar la flexibilidad no duele.

Aparte de que un desgarro muscular es una lesión que supone un serio obstáculo a nuestro progreso, el dolor de por sí es un indicativo de que el músculo no se está estirando.

Necesitamos constancia y paciencia, no dolor.

4.- El estirar es un objetivo en si mismo.

Si nos ponemos como objetivo llegar a ciertos niveles de apertura, sólo propiciamos el peligro de lesionarnos. Es fácil cambiar la técnica o hacer trampas sin querer para lograr antes el objetivo propuesto. Recordad, hacer una apertura de 180º no nos hace mejores artistas marciales.

El ego y la flexibilidad no son buenos compañeros.

Espero que estos puntos den algo de luz sobre este aspecto.

Aunque me gusta más dar vueltas a aspectos filosóficos y espirituales, si queréis que profundice más en estos temas, seguiremos en ello.

Internet «humanizando» la enseñanza.

Internet es parte ya de nuestra vida y pese a los peligros que representa, es sin duda un gran avance.

Sabemos que es una gran fuente de información, aunque también de confusión y manipulación.

Pero hay, en mi opinión, un efecto inesperado: Podría humanizar la educación.

Si, efecto humanizador, siempre y cuando tengamos capacidad de adaptación y de reacción.

Los cursos online, son los que en mi opinión, obrarán ese milagro.

Voy a intentar justificar esta singular y atrevida afirmación.

Desde la antigüedad, se ha usado una enseñanza maestro a discípulo. Había una transmisión de conocimientos pero sobre todo se establecían unos lazos de tipo afectivo. El maestro era mentor, modelo y consejero. Había un respeto forjado desde la admiración.

Con la generalización de la educación en occidente, desde el S. XIX, empezó a surgir una educación más impersonal. Un experto daba una clase magistral a un grupo más o menos grande de alumnos.

Este modelo ha ido afectando a los demás ámbitos niveles, siendo el más aceptado hoy en la educación formal.

Los profesores son ahora meros trasmisores de conocimientos. A su vez, el conocimiento es una acumulación de información, donde la «sabiduría», en la acepción clásica de la palabra, tiene poco o nada que ver con la enseñanza.

Sigue siendo actual la sentencia «los niños entran en el colegio queriendo aprender y salen queriendo aprobar».

La educación es un mero trámite social para la consecución de títulos y paso de etapas.

En nuestras artes marciales, debido a una larga tradición, se ha conservado durante más tiempo la relación maestro-discípulo, pero pienso que hoy es sobre todo un aspecto más bien romántico, que rara vez se conserva. Nuestra «todopoderosa» estructura academicista tiene una sombra demasiado larga.

La evolución de estos modelos impersonales a las plataformas online es natural. En comparación ofrecen muchas más ventajas: Mayor agilidad, más información, comodidad, administración del tiempo, mejor gestión de los recursos personales, mejor adaptación a las necesidades cada vez más cambiantes…

Las universidades tal y como las conocemos tienen sus días contados. Y todas las instituciones educativas, incluidas nuestras escuelas de artes marciales, deben evolucionar.

¿Cómo podrán sobrevivir a la oferta online?.

Pues aportando aquello que internet no puede dar. Aquello a lo que empezamos a renunciar hace años.

Si el maestro es sólo un mero trasmisor de información, es una especie a extinguir.

Necesita volver a las raíces. Se deben retomar las relaciones maestro-discípulo, artesano-aprendiz. Lo afectivo debe tomar un protagonismo especial.

Al maestro deberá conocer bien a su alumno haciendo gala de una especial empatía y así individualizar de verdad su enseñanza. Transmisión de «espíritu a espíritu».

De esta manera, sería cierta la afirmación de las artes marciales tradicionales de que un maestro es como «un segundo padre».

Los demás, los de las clases masificadas y fórmulas fijas. Los que sólo dan información. Los que simplemente enseñan lo que han aprendido. Los que no son capaces de empatizar… podrán ser fácilmente sustituidos por un curso online.

Sólo la relación de aprendizaje recíproco, donde los roles maestro y discípulo muchas veces se invierten, donde hay una relación humana mucho más allá de la tradición, sobrevivirá.

Se cumple una vez más el dinamismo de los ciclos yin-yang… Cuando una fuerza llega a su cúspide, decrece y su fuerza contraria empieza a florecer. Los cursos online representan la cúspide del academicismo. Pone en relieve las ventajas y las carencias de esta forma de ver la enseñanza y conseguirá despertar su opuesto, la educación humanizada.

No temamos a las tecnologías. Debemos aprovecharnos de su capacidad de ofrecernos información. Y nos debemos formar para saber gestionarla. Y por supuesto, volvamos a buscar las relaciones maestro-aprendiz que llenarán ese vacío que esa educación academicista, que realmente empezó hace tiempo, nos ha dejado.

Y si eres maestro, intenta aportar aquello que las tecnologías no pueden… calidad humana, empatía e inspiración.

Internet puede marcar una época dorada en la enseñanza, donde las relaciones humanas pueden centrarse en la afectividad y los valores, pues la información es accesible con relativa facilidad. Ya no hay secretos.

Solo la «enseñanza silenciosa», la que va de corazón a corazón, la que se transmite con la mirada o el tacto, tendrán un auténtico sentido en nuestro ámbito marcial. Lo demás lo tenemos «a un click».

Por eso, pienso que internet va a despertar la parte más humana que tenemos. Porque lo humano también es práctico.

Lo que es y no es facebook

Os preguntaréis qué tiene que ver esta entrada con la temática del kung fu.

Y en parte , tenéis motivos para esto.

En realidad, este escrito surge de la necesidad que me ha surgido como consecuencia de la actividad que llevaba realizando en los últimos días.

Como sabéis, he estado promocionando mis cursos y para eso he usado facebook.

No voy a contar nada que no sea ya de dominio público, pero espero que sirva para promover una reflexión, la misma que yo he tenido en este proceso.

Cuando haces una promoción en facebook, segmentas a tu público para que el anuncio llegue a quien crees que te puede comprar. Esto es lo que hace de facebook la «agencia de publicidad» preferida por todos. El negocio de facebook, está en su publicidad.

Y esto es lo que es facebook y la mayoría de las redes sociales, agencias de publicidad.

Y eso está bien, no es malo.

El problema viene cuando las no somos del todo conscientes de esto y confundimos facebook con algo que no es:

  • Facebook no es una ventana al mundo. Más bien es un «periscopio» que previamente alguien nos dirige. No es una agencia de noticias, repito, es de publicidad. Selecciona las noticias que nos van a llegar según nuestro perfil (realmente es cuestión de algoritmos). No tienen por qué ser noticias falsas, pero el conjunto de todas ellas nos dan una visión sesgada e interesada de la realidad.

Facebook quiere perfiles, cuanto más definidos mejor, pues eso es lo que hace que tenga valor para sus anunciantes.

Facebook, no quiere informarte, quiere hacerte reaccionar, tenerte contento (en el sentido de «coincidir» ideológicamente contigo).

Facebook ama los extremos, las ideologías del «blanco o el negro». Estos posicionamientos facilitan muchísimo el acotamiento de los perfiles.

Si no eres radical, facebook lo intenta contigo mostrándote una realidad a la que eres más afín (o con la que estés más en contra). Intenta que te posiciones cada vez más.

En principio, la mayoría somos muy moderados pero con tendencias definidas. Pero a facebook no le interesa esas ligeras tendencias… intenta que nos radicalicemos. De esta manera, las acotaciones de perfiles para recibir publicidad son mucho más eficaces.

Sirva como ejemplo, como en España, las entradas políticas más colgadas pertenecen a partidos de extrema derecha e izquierda, que no son ni mucho menos los partidos mayoritarios. O la visión que dan del feminismo (distinta si apoyas o no a este movimiento), la Iglesia, etc.

El efecto es en mi opinión muy perjudicial, pues simplifica muchísimo la realidad, hasta el punto de crear o agravar graves conflictos. Y sí, los conflictos son lo que más radicaliza y da pie a ideologías fundamentalistas. No hay algo que una más, que, desgraciadamente, el miedo y el odio… todos nos unimos frente a un enemigo común.

Esta simplificación ha sido usada por siglos para manipular a los pueblos en beneficio de una élite que los gobernaba. Ahora se sigue usando, aunque no estoy seguro si son los mismos o tienen los mismos propósitos.

Debemos aprender. Ahora somos mucho más libres, podemos tomar decisiones y por tanto, los esfuerzos para manipularnos serán mayores.

Cualquiera que profundice, sin prejuicios, en cualquier tema, se dará cuenta de su complejidad. Cuando más profundice le será más difícil ofrecer soluciones radicales y no podrá posicionarse con claridad absoluta. El fundamentalismo no tiene cabida en una mente clara ni en un corazón compasivo.

¡Y no pasa nada!. Así es la vida. Nada es » blanco o negro» y la duda siempre persigue a las personas reflexivas y coherentes.

En nuestras queridas artes marciales pasa lo mismo.

En las redes sociales están los «radicales de los deportes de combate » y «los de las artes marciales tradicionales «. Parece que debemos posicionarnos, cuando la mayoría de los artistas marciales hemos deambulado por ambos mundos.

Mi blog nació, entre otras cosas, con la intención de mostrar lo que son en apariencia dos paradigmas de pensamiento irreconciliables: El de Oriente y Occidente.

De hecho (lo dejaré para otro momento), iba hacer una entrada sobre el Wu Wei, la no acción, una idea central del Taoismo que «choca frontalmente» con nuestra forma de ver el mundo.

Esa manera oriental no es más correcta. Simplemente, nos abre la posibilidad de ver que hay otras formas de percibir el mundo muy distintas pero que pueden ser válidas.

Desde este escrito, quiero expresar mi deseo de que todos hagamos un esfuerzo por pensar de otras maneras. Es muy enriquecedor y consigue acercar a las culturas y por ende, a las personas.

No quiero demonizar a facebook ni a las redes sociales. De hecho ofrecen servicios inestimables: La posibilidad de compartir experiencias y pensamientos, unir a personas que están lejos, acceder a conocimientos, etc. Simplemente animo a su correcto uso. Para esto es importante saber qué es realmente lo que estamos usando.

Cuidado de las rodillas… qué se puede esperar del curso.

En marcha ya mi segundo curso, este centrado en el cuidado de las rodillas y te preguntarás: ¿Qué me puede aportar realmente?.

Es una pregunta legítima, y más después de la moda de «medicalitis» que impera en nuestros días.

Es urgente aclarar pues las posibilidades y limitaciones del curso.

En primer lugar el autor: Soy profesor de educación física y Sifu de Choy Li Fut. No soy ni médico ni fisioterapeuta.

Por tanto el enfoque del curso se realiza desde la perspectiva de mi experiencia profesional.

Como podéis observar en la información, hay capítulos tipo «trabajo básico de propiocepción y estabilidad…» pero ninguno como «tratamiento o rehabilitación de rotura de menisco interno».

Como es lógico suponer, el curso habrá llamado la atención de deportistas con problemas articulares. Desde aquí quiero aclarar que les puedo y no les puedo aportar.

Voy a distinguir a tres tipos de posibles de interesados en el curso:

1.- Deportistas con una lesión aguda de rodilla.

2.- Practicantes con problemas crónicos.

3.- Maestros, sifus o entrenadores.

1.- Deportistas con una lesión aguda de rodilla.

Son aquellos que después de un momento determinado (accidente, golpe, entrenamiento) empiezan a sentir un dolor fuerte que les imposibilita seguir entrenando (o incluso llevar una vida normal). Se han lesionado. Sienten dolor e inflamación.

El protocolo a seguir aquí (después de unos primeros auxilios) es el procurarse un buen diagnóstico médico. Dichos médicos determinarán el tratamiento más adecuado (desde simple reposo hasta una intervención quirúrgica). Después lo lógico sería un proceso de rehabilitación guiado por unos buenos profesionales.

En este proceso, el curso aporta poco. Aunque muchos de los ejercicios de rehabilitación estén en el curso, no deben nunca sustituir a un proceso individualizado por especialistas.

Una vez terminado el proceso y dado de alta el paciente, posiblemente note que la vuelta al entrenamiento no es fácil. Se puede sentir perdido y desalentado. ¡Aquí entra el curso!. Te dará herramientas que te permitirán volver con seguridad, recuperar la funcionalidad de la articulación y posiblemente, descubrir el motivo de tu lesión y evitar que vuelva a ocurrir.

2.- Practicantes con problemas crónicos.

No tienen un grave problema pero no les permite entrenar. Lesiones antiguas, desgastes cartilaginosos, tendinitis crónicas…

La medicina oficial no ofrece grandes soluciones (sólo reposo y antinflamatorios que a la largan minarán tu salud) y se gastan mucho dinero en fisioterapeutas, masajistas, etc.

El curso tiene aquí mucho que aportarte.

Es un curso ante todo educativo. Fomenta el autocuidado y cierta autonomía en el área de salud y entrenamiento.

Se trata de tener un mayor control de tu cuerpo y de proporcionarte herramientas para obtener cierta seguridad ante este tipo de circunstancias.

De saber por qué te lesionas con tanta facilidad y poder evitarlo.

De recuperar la funcionalidad de tus rodillas.

De volver a disfrutar con tu entrenamiento.

3.- Maestros, sifus o entrenadores.

En este campo la aportación puede ser muy valiosa. No todos los entrenadores tienen una formación completa fuera de lo estrictamente marcial. Deben ir adquiriendo herramientas por el bien de sus alumnos. Este fue unos de los motivos del cambio de orientación de mis trabajos online.

Ofrezco nuevos enfoques en el entrenamiento y la posibilidad de individualizarlo a las necesidades de sus alumnos.

Espero que esta entrada aclare las dudas que puedan surgir en torno al curso.

Como muestra, os regalo uno de los vídeos del curso (son 23). Le podréis sacar provecho (aunque no lo compréis).

Atención: No es un vídeo de promoción. Es uno de los vídeos del curso (lo he colgado en youtube en «oculto»).Por lo tanto es algo largo. Míralo con tranquilidad cuando puedas para sacarle partido.

Si quieres información más específica aquí tienes el enlace.

https://jacintochoylifut.com/2019/10/23/cuidado-de-las-rodillas-para-la-practica-del-kung-fu-2/

Si quieres ir directamente a la plataforma del curso para hacer la compra pincha aquí. Aún sigue en oferta (25$).

https://teachlr.com/curso/cuidado-de-tus-rodillas-para-la-practica-del-kung-fu/redeem/PROMOCION

Atención, a los compradores del curso les mandaré un enlace oferta para obtener, si lo desean, el primer curso (fundamentos básicos del Choy Li fut y acondicionamiento físico (1)) a mitad de precio (sólo 15$).

Ánimo, será una decisión importante.